
Acaba de nevar aquí, algo inusual a principios de año. Eso me recuerda a mi infancia. Siempre sentimos que teníamos nieve en abundancia. La nieve tranquila, tierna y pura deleita especialmente los corazones de los niños, envolviendo al mundo en un manto blanco. Todo se toca suavemente como una bendición. El mundo descansa bajo el suave manto blanco. La mirada por la ventana hace que los niños griten de alegría: "¡Oh, ha nevado! ¡Qué alegría por un acontecimiento natural que cambia el mundo sin que nosotros lo hagamos!
Nos recuerda que no somos los creadores de nuestro entorno, sino que somos parte de la naturaleza. Como la nieve, nuestra vida también la da la naturaleza. La naturaleza nos da nuestra vida y nuestra salud. Nuestro cuerpo es un organismo maravilloso que está óptimamente adaptado a la vida. La ciencia y la medicina modernas sólo pueden explicar una parte muy pequeña de los sistemas que nos mantienen vivos. En las Sagradas Escrituras, la confianza en la naturaleza se describe como la base para el don de una vida sana. En un mundo cada vez más tecnocrático, no debemos olvidar esta confianza en la vida. Experimente la fuente que crea y sostiene toda nuestra vida. Confía en lo que nos hace vivos: sentirnos a nosotros mismos y encontrar contacto con nosotros mismos. La experiencia del "espacio interior del alma" crea un contrapeso importante al miedo y la incertidumbre. La confianza en la vida puede fortalecernos y permitirnos afrontar mejor las crisis físicas o emocionales. Esta experiencia de confianza es sanadora para todo nuestro planeta. Mi equipo y yo les deseamos una bendecida Navidad.
Tu Alejandro Michalzik
PD: Si te gusta la tarjeta navideña diseñada por uno de nuestros empleados, puedes descargar el motivo aquí.