
Mucosa, barrera protectora y sistema inmunológico.
La membrana mucosa, también llamada mucosa, se refiere a una capa protectora que recubre las paredes de los órganos huecos, como los pulmones, el estómago o los intestinos. También se encuentra en la conjuntiva, las cavidades nasal y bucal, o incluso en los órganos genitales.
Las membranas mucosas están diseñadas para evitar que patógenos (patógenos como bacterias, virus, esporas de hongos, etc.) ingresen al cuerpo; son barreras protectoras naturales. Las membranas mucosas humanas son la primera barrera hacia el mundo exterior. Por tanto, son la primera línea de defensa contra los patógenos. Además, gran parte del sistema inmunológico se localiza en la mucosa. Se le conoce como "tejido linfoide asociado a mucosas" (MALT). El MALT consta de diferentes espacios delimitados (compartimentos). Cada compartimento tiene su propia respuesta inmune específica. Entre ellos se incluyen, por ejemplo, las amígdalas en la faringe, el apéndice, las placas de Peyersche en el intestino delgado, etc. Miremos, por ejemplo, la mucosa nasal, está formada por la llamada mucosa respiratoria y es la primera mucosa protectora. barrera al tracto respiratorio. Cada día inhalamos y exhalamos unas 20.000 veces. En este caso, con cada respiración pueden entrar contaminantes irritantes y numerosos patógenos (bacterias, hongos o virus) al tracto respiratorio. Precisamente por eso todo el tracto respiratorio está revestido por una membrana mucosa altamente especializada (epitelio respiratorio), que está diseñada para proteger nuestros órganos respiratorios de sustancias nocivas.
El epitelio respiratorio es una capa de células epiteliales especializadas, el epitelio ciliado, y sirve para limpiar las vías respiratorias. El epitelio ciliado está dotado de cilios, que están permanentemente en movimiento y son responsables de la eliminación de la suciedad y la mucosidad. El moco está formado por las llamadas células caliciformes. Las células caliciformes son glándulas productoras de moco que se encuentran dentro de una capa epitelial. Sin esta capa protectora, los patógenos pueden invadir y provocar inflamación. La inflamación permanente (inflamación silenciosa) puede provocar la manifestación de enfermedades respiratorias crónicas (como bronquitis, asma o EPOC). Las células caliciformes también se encuentran en el tracto gastrointestinal. La disfunción puede provocar enfermedad inflamatoria intestinal (EII). La colitis ulcerosa, por ejemplo, es una inflamación crónica de la mucosa del colon en la que se pueden formar úlceras en el revestimiento intestinal. Varios factores como la genética, el medio ambiente y los trastornos de la flora intestinal (debidos, por ejemplo, a medicamentos o desnutrición) pueden influir en el desarrollo de la EII. El término "eje intestino-pulmón" describe la interrelación de todos los órganos que contienen mucosas.